La primera aclaración es que el FEMINISMO NO quiere prohibir los cuentos de hadas como Caperucita Roja. Son varias las razones por las que desde el feminismo no se prohíbe. Una de ellas se encuentra en una frase que dijo Eleanor Roosevelt:
«La batalla por los derechos individuales de las mujeres es una de larga duración y ninguno de nosotros debería tolerar cualquier cosa que la socave».
Eleanor Roosevelt
En otras palabras, hemos vivido demasiadas luchas para derribar muros de prohibiciones y, por lo tanto, nunca nos situaremos en el lado de la censura de la cultura. Esto no significa que no podamos analizar los cuentos y recomendar que, en determinadas edades, no se acceda a según qué tipo de contenidos por su carga sexista.

1697. Charles Perrault recoge en papel una narración oral.
En 1697 Charles Perrault recogió una narración de tradición oral donde un lobo mataba a una abuela y devoraba a su nieta, la protagonista. Una historia que seguía la estructura de los cuentos maravillosos donde la protagonista desobedecía una prohibición y, a partir de allí, provocaba una desgracia terrible: era devorada por un lobo.
Vemos aquí que los adolescentes y más las jovencitas elegantes, bien hechas y bonitas, hacen mal en oír a ciertas gentes, y que no hay que extrañarse de la broma de que a tantas el lobo se las coma. Digo el lobo, porque estos animales no todos son iguales: los hay con un carácter excelente y humor afable, dulce y complaciente, que sin ruido, sin hiel ni irritación persiguen a las jóvenes Doncellas, llegando detrás de ellas a la casa y hasta la habitación. ¿Quién ignora que los Lobos tan melosos son los más peligrosos?
Cuentos de antaño de Charles Perrault
El autor hacía una alusión muy explícita a lo que les podía suceder a las niñas que se dejaban engañar por los hombres-lobos que buscaban a sus presas por los caminos con la intención de devorarlas. Se trata de un cuento escrito en una época diferente a la actual. Historias protagonizadas por todo tipo de personajes que han alimentado, sin duda, la imaginación de niñas y niños.
Las historias de Perrault abrieron un mundo de posibilidades para que otros escritores y escritoras acompañarán a las criaturas a potenciar su creatividad, estimulando su fantasía. Esta parte es innegable y merece todo nuestro reconocimiento. Los cuentos de hadas eran y siguen siendo una herramienta educativa y de socialización fundamental, que pueden reforzar modelos positivos y potenciar la creatividad. Pero por el otro lado, también pueden legitimar funciones, roles y estereotipos sexistas. Y es por este motivo que es necesario potenciar una actitud crítica que ayude a romper con situaciones discriminatorias demasiado normalizadas.

1812 Los hermanos Grimm. Endulzando el final del cuento.
Unos años más tarde los hermanos Grimm hicieron una recopilación de cuentos de tradición oral, entre ellos el de Caperucita Roja, y los adaptan a otra realidad social y política de su época, introduciendo nuevos personajes y otros finales más endulzados. La versión de los hermanos Grimm elimina las connotaciones sexuales y dramáticas introduciendo un final “feliz” a través de la figura de un cazador (en otras ocasiones se habla de un leñador), que en el último momento mata al lobo y salva a Caperucita y a la abuela.
Un cuento con más de 300 años y con múltiples interpretaciones.
Caperucita ha sido una de las historias más reinterpretadas y sus mensajes se han estudiado desde diferentes disciplinas de las ciencias sociales. En este sentido, el análisis del sexismo y los estereotipos que se han transmitido a través de la nuestra cultura no debería ser motivo para criminalizar el feminismo ni su trabajo incansable para conseguir los derechos de los que hablaba Eleanor Roosevelt. Deberíamos poder utilizar los tesoros culturales de los que disponemos para conocer nuestra cultura y acercarla a las criaturas cuando se encuentren en una edad en la que puedan identificar ciertos mensajes, como que Caperucita sufre una clara agresión física y sexual.
Las voces que descalifican el trabajo de coeducación.
Las voces críticas, sobretodo las que utilizan el insulto y la descalificación, quizás quedarían silenciadas si asistieran a un taller de prevención de violencias machistas y observaran como no se prohíben cuentos, todo lo contrario, se rescatan para sacarles todo el jugo para construir pensamiento crítico y aprender. Después de un trabajo hecho con cuidado, fomentado la participación y el respeto por las aportaciones de todas las criaturas, éstas son capaces de entender las diferencias entre un abuso y una agresión sexual. Estas voces críticas verían que, gracias al trabajo hecho con perspectiva de género, algunos niños y niñas pueden explicar situaciones parecidas a las que vivió Caperucita en el cuento.
El feminismo no prohíbe la literatura universal
«El feminismo no es sólo para mujeres, es permitir que todo el mundo tenga una vida más llena” .
Jane Fonda, actriz y activista política
El feminismo nos permite tomar conciencia del sexismo y de las discriminaciones que hemos sufrido históricamente las mujeres y, así, nos podemos organizar y trabajar para que haya igualdad. Por lo tanto, el feminismo y su reivindicación tiene como objetivo que todas las personas puedan tener los mismos derechos y oportunidades, no solamente las niñas y mujeres, sino también todas las personas del colectivo LGBTI y los niños. Y, por lo tanto, rotundamente no, el feminismo no prohíbe la literatura de hace más de 300 años porque no renuncia al conocimiento de nuestro pasado ni a la comprensión de nuestra cultura. En ella podemos encontrar las herramientas necesarias para cambiar el cuento de la vida real.

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