NO FUE UN LOBO, FUE UNA MANADA (I)
LA SENTENCIA
Little Revolutions quiere mostrar su decepción ante la sentencia de la Audiencia de Navarra, que considera que la agresión sexual de un grupo de cinco hombres “La Manada” a una chica de 18 años durante los San Fermines del 2016, son solamente un abuso sexual, porque según el Magistrado, fue sin violencia.
Esta sentencia es un golpe demoledor hacia la protección de las mujeres ante las agresiones sexuales y, en consecuencia, se refuerza la impunidad. A la vez, denota un machismo de un sistema judicial construido desde el poder patriarcal, desde el abuso y la dominación, y no desde la equidad, la imparcialidad y la objetividad.

NO ES NO
A diferencia de Caperucita, no fue un lobo, fueron cinco lobos los que se cruzaron en el camino de una chica de 18 años durante unas fiestas. La víctima, además de ser violada, ha sido cuestionada y los violadores no han sido juzgados por delito de agresión sexual. Entendemos por agresión sexual aquel comportamiento sexual impuesto a través de la fuerza, con intimidación y sin consentimiento. Una penetración - por vía vaginal, anal o bucal- ya se considera una violación y es considerada en el Código Penal como la forma más grave de agresión sexual. Por lo tanto, tocar las partes íntimas de alguien u obligarla a que te toquen, es una agresión sexual. Entonces, ¿Cómo se puede entender esta sentencia ante las claras evidencias de violación? Pues porque detrás de la Manada hay mucho más que cinco violadores. La Manada es el reflejo de un sistema patriarcal lleno de complicidades que legitima que se hagan sentencias tan injustas como éstas. Este grupo de hombres que violaron a esta joven, se pusieron el nombre de "La Manada", que hace referencia a "un conjunto de animales de una misma especie que andan reunidos" . Existe la tendencia a humanizar a los animales, es decir, a asociarles características humanas, o bien a utilizar palabras de animales para describir atrocidades humanas. Deberíamos cuestionar estas costumbres y más cuando hablamos de violencia machista. Porque existe la creencia de que esta violencia forma parte inevitable de la naturaleza biológica de las personas y no es así, esta violencia se basa en una desigualdad, en unas ideas de una supuesta superioridad masculina y, por lo tanto, de unas ideas aprendidas. En este y en otros artículos - No fue un lobo, fue una Manada (II) intentaremos construir diferentes argumentos que desmontan estas ideas erróneas sobre la violencia de género.
VIOLENCIA EN EL ESPACIO PÚBLICO
¿Te ha ocurrido alguna vez que caminas por una calle y notas miradas obscenas? ¿O cruzas una calle y oyes que te gritan “qué buena estás”? Seguro que más de una vez has llegado a casa harta de sentirte como un objeto sexual. Las agresiones pueden ir desde un piropo o comentario desagradable hasta un tocamiento no consentido. Muchas veces, la falta de sensibilidad, el menosprecio hacia la opinión de la víctima, o la normalización de la violencia machista, hace que muchas mujeres agredidas sean cuestionadas, juzgadas y culpadas. Los datos demuestran que estas situaciones no son casos aislados porque se trata de un problema estructural. En Catalunya, según un informe de Mossos d’Esquadra, en el año 2016 se denunciaron un total de 743 casos y unos 1.099 más por abusos sexuales. Hay una denuncia dada 8 horas. Más del 90% de las mujeres que sufren esta violencia son mujeres, la mayoría son jóvenes y un 22% de ellas son menores de edad. Pero las denuncias son la punta del iceberg y solamente representan una parte muy pequeña de las agresiones que viven las mujeres en el espacio público.
EL CUENTO DE CAPERUCITA ROJA Y LA RESPONSABILIZACIÓN DE LA VÍCTIMA
¿Recordáis el cuento de Caperucita Roja? Pues la extrapolación del cuento de Caperucita Roja a la vida real de muchas niñas, adolescentes y mujeres, es fácil de hacer. ¿Cuáles son los peligros con los cuales se pueden encontrar las mujeres cuando quieren volver a casa? Los peligros que hay en los caminos son algunos hombres educados en un entorno machista que ha normalizado la violencia y el abuso de poder sobre sus cuerpos. Caperucita Roja es un caso evidente de agresión sexual naturalizada a través de un cuento universal y pretendidamente inocente, y con el cual perpetuamos de forma continuada un abuso que se normaliza y se interioriza.
Entonces, ¿Por qué continuamos perpetuando y legitimando conductas, comentarios y situaciones machista que somete a las mujeres a enormes injusticias? Porque el heteropatriarcado nos ha enseñado a normalizar la violencia machista, las agresiones sexuales y el machismo. Porque durante muchos años nos han hecho creer que las mujeres hemos conseguido la igualdad, que ya no hay nada más por lo qué luchar. Y en este plano ficticio de igualdad, nos mandan el mensaje de que somos las mujeres las que tenemos al responsabilidad de prevenir las agresiones sexuales.
La chica violada por la Manada o Diana Quer son claros ejemplos de mujeres que han sufrido agresiones sexuales, como le ha sucedido a Caperucita Roja durante 300 años. A las mujeres que han tenido la suerte de no ser asesinadas, además del impacto que tiene para ellas a nivel emocional y físico vivir una situación así, se las responsabiliza de lo que les ha pasado, por haber “provocado” la agresión con la ropa que llevaban, por el lugar donde estaban a aquellas horas de la noche o por la actitud que mostraron. Estas respuestas nos transmiten la idea que se considera a las mujeres las principales responsables de la violencia que sufren, por haber transitado por caminos peligrosos y solitarios del cuento con una actitud que no era la adecuada. Por lo tanto, está socialmente muy asumido que la responsabilidad de la prevención de la violencia en el espacio público tiene que venir de las mujeres, y por eso tienen que aprender a no “provocar” la violencia machista. Esta creencia funciona desde una edad muy temprana las niñas la interiorizan y la normalizan, limitando su presencia en el espacio público, como algo normal y preventivo, tal y como se puede ver en el cuento.
¿POR QUÉ SIGUEN SIENDO INSEGUROS LOS CAMINOS?

¿Por qué Caperucita va vestida con una prende que atrae a sus posibles violadores? Por qué no ha obedecido a su madre? ¿Por qué se ha entretenido más de la cuenta en la fiesta, en el bosque? No, las razones se encuentran en cómo es la sociedad patriarcal y el tipo de educación que recibimos. Realmente hace falta un cambio profundo del modelo de masculinidad que promueve y legitima la violencia contra las mujeres. Es necesario decir y repetir las veces que haga falta que, en este cambio, también se necesita la complicidad y la presencia de los hombres y hace falta, sobretodo, pasar de la teoría a la práctica. Ellos tienen que dejar de ser los grandes ausentes de esta historia si lo que queremos es cambiar el cuento.
¿TODOS LOS HOMBRES SON LOBOS?
Rotundamente no. Este caso ha dejado bien claro y ha diferenciado perfectamente que, por suerte, no todos los hombres forman parte de esta manada ni son cómplice de estas atroces acciones.
¿QUÉ ES LO QUE TIENE QUE CAMBIAR DEL CUENTO?
Debemos implicarnos en una coeducación real, de niñas y mujeres pero sobretodo de niños y hombres, y trabajar en profundidad el modelo de masculinidad, la prevención de las agresiones y los abusos. Es fundamental un cambio en las formas de socialización. Debemos trabajar con niños y hombres a dar más valor a aspectos como el cuidado a otras personas, a expresar las emociones, a cooperar en vez de competir. Hay que educar en y para la igualdad real. La sociedad y sus caminos seguirán estando llenos de peligros mientras haya lobos educados en un entorno machista, donde está legitimada la "cultura de la violación", donde se normaliza la violencia, la dominación y la cosificación de las mujeres. Nosotras la creemos a ellas: a Diana Quer, a Marta del Castillo, a la chica violada por la Manada... y no pararemos hasta que cambie el cuento, sobretodo el de la vida real.

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